¿Existen beneficios de enseñar ajedrez en las escuelas?
En este artículo hablamos de los beneficios que existen de enseñar a jugar ajedrez en las escuelas.

¿Existen beneficios de enseñar ajedrez en las escuelas?
A través de la historia se han identificado una serie de habilidades y beneficios que el ajedrez desarrolla entre los jugadores. Y todo eso se había dado por sentado hasta que se iniciaron investigaciones sobre el tema. En la actualidad, la investigación se ha centrado en la viabilidad de enseñar ajedrez en las escuelas con el fin principal de desarrollar una serie de habilidades que sean transferibles a otras asignaturas o a otros contextos.
Primero, mencionaremos cuáles son las habilidades que desarrollan los ajedrecistas que han sido comúnmente aceptadas tanto por jugadores, entrenadores, como por la literatura más especializada. Luego, revisaremos brevemente cómo se ha desarrollado el debate en torno a si el ajedrez debe ser parte del plan de estudio de las escuelas. Es decir, existen críticas que afirman que enseñar ajedrez no ayuda a desarrollar habilidades en los niños y jóvenes como cabría de esperarse. Finalmente, veremos cómo a pesar de esa literatura crítica la implementación de la enseñanza del ajedrez sigue tan firme como antes, sólo que ahora busca poner el acento en la preparación de quien lo enseña y en el tipo de actividades que ayudan a transferir esas habilidades a otros contextos.
13 beneficios de jugar ajedrez
Nos apoyaremos en el trabajo de Gülçin Karakuş (2023), quien resume las habilidades y las ventajas que tiene un jugador de ajedrez de acuerdo con la literatura sobre el tema, y nosotros desarrollaremos cada una de forma breve. Bien, comencemos. En general, estas son:
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Desarrolla habilidades tácticas. En general, la táctica se refiere a aquellas acciones o maniobras que se ejecutan para llevar a cabo la estrategia en el corto plazo. En el ajedrez, las habilidades tácticas, siguiendo la distinción de chess.com , se refieren a qué tan bueno eres en ver una combinación de movimientos (por lo general a una profundidad de 2 a 5 movimientos) con la cual puedes obtener cierta ventaja.
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Fomenta el pensamiento estratégico. La estrategia es un plan o procedimiento global para lograr metas de largo plazo y toma en cuenta el contexto y los objetivos amplios. En el ajedrez, la estrategia, siguiendo la misma distinción de chess.com mencionada arriba, se refiere a la capacidad de formular un buen plan para una posición dada.
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Beneficia el pensamiento analítico. El pensamiento analítico es una forma de procesar, analizar o desglosar información o un problema, de identificar relaciones de causa y efecto entre cada una de las partes de un todo o de hacer conexiones entre dos factores. Una clara aplicación de esto en el ajedrez es cuando un jugador analiza sus oportunidades tácticas, ya que calcula variaciones, identifica patrones y evalúa posibles riesgos de cada movimiento.
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Fomenta el pensamiento crítico. El pensamiento crítico se caracteriza por varios elementos: el análisis de datos, argumentos y afirmaciones; hacer juicios o evaluaciones; el uso del razonamiento inductivo y deductivo; la toma de decisiones o resolver problemas; preguntar y responder preguntas esclarecedoras; hacer conjeturas y predicciones; estudiar problemas; así como hacer uso de conocimiento previo. Además, se considera que la información es sólo el punto inicial del pensamiento crítico, no el fin en sí mismo.
Y si bien en el ajedrez la táctica está más ligada al pensamiento analítico, la estrategia tiene mayores relaciones con el pensamiento crítico, porque ésta tiene alcances más amplios en el desarrollo del juego. No bastará con analizar de forma aislada una secuencia de movimientos tácticos, en todo caso el análisis deberá hacerse de forma más detenida con base en la estrategia general y la evalución detenida de la posición, para lo cual las mencionadas características de la estrategia son de gran ayuda. Para que se entienda más fácil, es posible que una secuencia tácticamente plausible pueda llevar a consecuencias estratégicas desastrosas, porque una secuencia táctica, que por sí misma puede parecer prometedora, puede pasar por alto debilidades posicionales a largo plazo o puede permitir contrataques que tengan por resultado desventajas estratégicas o la pérdida de la partida.
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Promueve la toma de decisiones. Durante una partida, cada jugador toma sus propias decisiones con base en toda una serie de variables, como la evaluación de la posición que tiene en el tablero, las alternativas que encuentra disponibles, las líneas posibles de juego, la presión que tiene en ese momento, el tiempo que tiene disponible, su preparación previa, entre muchas otras.
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Fomenta el pensamiento lógico. La lógica es el estudio del razonamiento correcto. La naturaleza pragmática del ajedrez, es decir, la toma de decisiones que lleva a resultados tangibles, permite que el jugador evalúe constantemente su razonamiento, sus inferencias, de forma sistemática; además de que ayuda a que trate de evitar caer en los mismos errores.
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Promueve la planificación y ejecución de planes. Un ajedrecista se mentaliza previo a una partida, aprende a pensar en su estrategia, en sus métodos de llevar a cabo sus planes; desarrolla toda una serie de pasos que busca llevar satisfactoriamente a la realización durante el juego; y finalmente, ejecuta lo planeado.
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Impulsa el desarrollo de la memoria. Este punto es quizá uno de los más evidentes. Ya sean aperturas, posiciones en el juego medio, formas de ganar finales con el material disponible, todo ello forma parte del repertorio que un ajedrecista, al prepararse, debe guardar en su memoria para que lo pueda utilizar eficazmente durante la partida. Muchos de estos jugadores contarán con su propio método para memorizar o, también llamadas, estrategias mnemotécnicas.
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Mejora la concentración. El juego exige que los jugadores se centren mentalmente en cada jugada para no perder el hilo del desarrollo, para no dejarse una pieza, para no caer en una trampa, para calcular variaciones o evaluar sutilezas posicionales. Conforme avanza en su entrenamiento y experiencia, el jugador avanza en su capacidad de mantener su atención sin distraerse por el entorno.
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Promueve la imaginación y la creatividad. Sólo por poner un ejemplo, los jugadores de élite cuentan con preparadores, y algunos de ellos se encargan específicamente de sugerir ideas novedosas en determinadas aperturas o del desarrollo del juego, es decir, se encargan de pensar fuera de las vertientes originales o más aceptadas. La imaginación y la creatividad no están muertas en el ajedrez. Tan pronto que una apertura entra en territorio desconocido, el jugador decide si busca crear desigualdades en el tablero para intentar tener una ventaja, y para ello tiene que poder imaginarse situaciones y crear su propia composición.
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Enseña a pensar de forma independiente. En su forma clásica, es un juego de uno contra uno, lo que significa que te encuentras sólo con tus ideas, sentimientos, pensamientos, aciertos y errores. Si bien dialogas en el tablero con tu oponente a través de movimientos, en el juego eres responsable de tus decisiones.
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Infunde la automotivación. Los jugadores buscan mejorar su rating, su repertorio de aperturas, ganar torneos; y en la medida en que progresan experimentan un sentido de satisfacción y logro, lo que les alimenta para seguir aprendiendo y mejorando en su juego.
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Enseña que el éxito premia el trabajo arduo. Además de premios y distinciones, las sensaciones tras la victoria es el estímulo más gratificante para el individuo tras el trabajo mental desplegado durante la partida y el trabajo de la preparación previa.
Antes de seguir adelante, sólo mencionaremos que hoy en día no están en duda los fundamentos cognitivos de la destreza ajedrecística, como la percepción, la memoria o la solución de problemas. Todo esto está bien estudiado. Asimismo, se acepta que la practica, y no el talento, es esencial para el rendimiento en altos niveles.
Los beneficios del ajedrez en las escuelas
Tal ha sido el impacto del ajedrez en la sociedad que es probable que no exista otro juego que esté tan asociado al intelecto y que por tal razón existan intentos de incorporarlo en la enseñanza cotidiana de los alumnos desde, incluso, el nivel preescolar. En este sentido se ha dicho que el ajedrez:
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Desarrolla formas científicas de aprendizaje
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Promueve el pensamiento matemático
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Mejora la capacidad de interactuar
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Promueve el sentido común
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Promueve el uso de la intuición
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Mejora la habilidad de encarar sucesos con una interpretación correcta
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Posibilita examinar las diferencias individuales en el proceso cognitivo
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Influye y desarrolla de forma positiva la personalidad y el carácter (regulación de las emociones)
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Puede ayudar en la detección de un desorden en la conducta
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Fomenta la socialización y la comunicación
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Desarrolla la habilidad de reconocer y recordar patrones complejos
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Convierte a los individuos en seres pensantes, inquisitivos y juiciosos.
Muchos de los estudios se han centrado en los beneficios que el ajedrez proporcionaría para desarrollar habilidades cognitivas (habilidades de la mente) y metacognitivas (las que nos hacen pensar en nuestro propio pensamiento) en los estudiantes. Recordemos que las habilidades cognitivas , de acuerdo con la APA, son aquellas que están involucradas en el desarrollo de tareas asociadas con la percepción, el aprendizaje, la memoria, la conciencia, la comprensión, el razonamiento, el juicio, la intuición y el lenguaje. Y las habilidades metacognitivas son aquellas relacionadas con la conciencia que tenemos de nuestro propio proceso cognitivo, y que a menudo incluye el intento consciente de controlarlas. Entre las habilidades metacognitivas están la planeación, el cuestionaminto, la solución de problemas, la autoevaluación, el establecimiento de objetivos, la concentración, la reflexión, la comprensión lectora, entre otras.
¿Son transferibles las habilidades del ajedrecista a otros contextos o materias?
Lo que tradicionalmente se aceptaba como cierto en investigaciones pasadas sobre los beneficios de la inclusión del ajedrez en las escuelas ahora ha sido criticado por las investigaciones recientes. Algunas de las investigaciones pasadas datan del siglo XX, otras son más recientes, pero muchas no cumplen con los estándares de cientificidad que se exigen actualmente. A esto habría que sumarle que se ha encontrado que entre mayor es el nivel de especialidad o competencia en un dominio, la transferencia de habilidades es más limitada.
Los cuestionamientos van en varios sentidos. Por un lado, es natural suponer que si las habilidades que se desarrollan con la práctica del ajedrez son transferibles a un contexto escolar, los alumnos mostrarían un avance en sus habilidades cognitivas con respecto a otros estudiantes que no reciben clases de ajedrez. Sin embargo, los resultados en las investigaciones son dispares. Y en aquellos casos donde supuestamente los estudiantes se benefician de las habilidades transferibles del ajedrez, se ha criticado que el diseño de la investigación experimental carecía de al menos un grupo de control, además de que se han encontrado otros posibles sesgos que podrían haber afectado los resultados.
Por otro lado, una crítica distinta invierte el argumento, es decir, no necesariamente el hecho de jugar ajedrez ayuda a desarrollar habilidades intelectuales, sino que es posible que individuos con habilidades cognitivas superiores tienen mayor probabilidad de escoger el ajedrez, porque es una actividad intelectual en la que pueden sobresalir.
Y si seguimos en esa línea de razonamiento, hemos de decir que también se han hecho investigaciones en torno a si los jugadores de ajedrez tienen habilidades cognitivas especiales, es decir, si son más inteligentes que la población en general. Si bien los resultados son dispares, se acepta que los grandes maestros de ajedrez tienden a mostrar mejores resultados en la inteligencia general, específicamente en el razonamiento fluido; en tareas asociadas con el procesamiento de la información compleja; en la velocidad de procesamiento o de trabajo; en la memoria a corto plazo; y en el pensamiento numérico o matemático. Sin embargo, llama la atención que no se encontró correlación entre la habilidad ajedrecística y las tareas visoespaciales y la capacidad verbal.
Las competencias del maestro y sobre cómo enseñar el juego
Hemos visto que las investigaciones alrededor de la transferencia de las habilidades ajedrecísticas hacia otras asignaturas no arrojan resultados positivos. Es por ello que el foco del problema ha cambiado hacia las competencias del maestro que enseña ajedrez y hacia el método, el enfoque didáctico o las actividades diseñadas para enseñar habilidades cognitivas o académicas.
En palabras de Roberto Trinchero y Daniela Robasto, en How Chess Can Be a Cognitive Enhancement Tool? , “…el problema de investigación adecuado debe ser no si la práctica del ajedrez mejora o no las habilidades académicas o cognitivas, sino qué tipo de entrenamiento de ajedrez es eficaz para mejorar estas habilidades”.
En ese estudio de Trinchero y Robasto, publicado en el 2024, el ajedrez no es más que una herramienta utilizada para desarrollar habilidades metacognitivas y crear hábitos en la mente del alumno. Para niños de 5 a 7 años diseñaron actividades con un ajedrez gigante en el piso para que los niños se hicieran conscientes de sus habilidades motoras y sensoriales de manera progresiva. Para niños de 8 a 11 años, las actividades con un ajedrez de mesa tenían un enfoque metacognitivo y buscaban fomentar la reflexión sistemática de su propia conducta ante un problema específico en el tablero. Por ejemplo, en lugar de preguntarles por el mejor movimiento, les pedían reflexionar en las posibles amenazas y las oportunidades que un movimiento en el tablero puede ofrecer.
Los resultados fueron mejores para los niños que participaron en actividades ajedrecísticas, tanto para aquellas habilidades que se incluína en la psicomotricidad como para las habilidades metacognitivas.
Adicionalmente, otro artículo del 2024, escrito por dos miembros de la Universidad Pedagógica Nacional de Armenia, pone el acento en el hecho de que en las investigaciones sobre el tema se ha olvidado incluir el tema dentro de un determinado contexto de la educación o de las actividades académicas; y tampoco se proporcionado una justificación científica del mismo. En ese contexto de la educación, son esenciales las competencias que debe tener el maestro que enseñará ajedrez; y que, de acuerdo con los autores, incluyen no sólo las competencias cognitivas, sino de comunicación, metódicas y personales.
Para leer más
Si quieres informarte más sobre el tema, te recomendamos los siguientes trabajos:
Karapetyan, Vladimir & Amiraghyan, Mariana. (2024). Reflection on the Experimental Model of a Chess Teacher’s Ccompetences (analyses and interpretations) . Scientific bulletin. 1. 79-85. 10.24234/scientific.v1i46.136.
Gobet, F.; Campitelli, G., Educational benefits of chess instruction: A critical review .
Alexander P. Burgoyne, Giovanni Sala, Fernand Gobet, Brooke N. Macnamara, Guillermo Campitelli, David Z. Hambrick, The relationship between cognitive ability and chess skill: A comprehensive meta-analysis .
Gülçin KARAKUŞ, Chess and Education .
Ramón Aciego, Lorena García, and Moisés Betancort, The Benefits of Chess for the Intellectual and Social-Emotional Enrichment in Schoolchildren .
Qiyang Gao, Yayi Feng, Wei Chen, Xianjie Ping, Does perceived chess skills mediate the relationship between fluid intelligence and academic performance?
Heghine Khachatryan, Serob Khachatryan, Naira Movsisyan and Lilit Gevorgyan, The Enhancement of Students’ Critical Thinking With The Use of Chess .
Alexander P. Burgoynea, Giovanni Salae, Fernand Gobetb, Brooke N. Macnamarac, Guillermo Campitellid, David Z., Hambrick, Corrigendum to “the relationship between cognitive ability and chess skill: A comprehensive meta-analysis” .
Gobet, F.; Campitelli, G., Educational benefits of chess instruction: A critical review .